El error más recurrente entre quienes inician una empresa, micro o pequeña, radica en la creencia de que lo prioritario no es que ellos desarrollen habilidades para transformarse en empresarios. Lo cierto es que cuando no hay un equilibrio entre el crecimiento del negocio y su director, tarde o temprano eso juega en contra para alcanzar los objetivos planteados.
Quien ha tomado la decisión de arrancar o hacer crecer su empresa, deberá asegurarse de desarrollar las habilidades básicas de todo empresario:
- Autocontrol. Solo quienes se embarcan en la aventura de sacar a flote un negocio, saben lo que es carecer de recursos económicos, tecnológicos y hasta humanos para lograrlo. Los empresarios se exponen a múltiples retos que exigen serenidad y fortaleza para la correcta toma de decisiones.
- Pensamiento estratégico. Sin importar el número de objetivos que se hayan planteado, los empresarios necesitan contar con una ruta crítica y metodología para alcanzarlos. Es un buen inicio que la meta esté clara en su cabeza, pero debe crearse el plan de acción sobre el papel.
- Proactividad. Indispensable para generar opciones, identificar oportunidades o anticiparse a crisis con soluciones prácticas. Los empresarios que solo se concentran en la operación o comercialización y prestación del servicio, por ejemplo, dejan de ver el sinfín de oportunidades que existen afuera.
- Delegar.Los empresarios deben contar con esta habilidad para transmitir instrucciones, encomendar funciones y distribuir responsabilidades tanto a su equipo interno como a sus prestadores de servicios. Acaparar funciones es error que les consume tiempo y no aporta un valor agregado.
- Optimizar. Es decir, hacer más con menos. Los empresarios deben enfocarse en la eficiencia de todos los recursos para obtener los mejores resultados.
- Asertividad. Saber comunicarse de forma consciente, congruente, directa y equilibrada para crear y mantener relaciones de largo plazo con clientes, proveedores, empleados y aliados estratégicos.
- Humildad. Es una habilidad que les permite escuchar los consejos de expertos en diferentes materias para llegar a la toma de decisión bien informado.
- Positivismo. Que no es lo mismo que ser optimista. Los empresarios deben mantener una actitud realista y práctica para enfrentar los desafíos que se presenten.
Finalmente, sin importar si se trata de un pequeño negocio o una gran empresa, quien lleva la batuta debe considerar que el activo más importante de un empresario es el tiempo. La clave de su éxito dependerá de lo bien que sepa administrarlo, ya sea para prospectar y vender más, establecer procedimientos para consolidar el crecimiento o invertir en capacitación.
No es el tamaño de las empresas lo que determina el éxito de los empresarios, sino las habilidades que éstos tienen para dotarlas de rentabilidad y notoriedad.
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